Ir al contenido principal

Futuros

Resulta curioso ponerse a pensar en medio de un starbucks, no tengo la intención de ni siquiera imitar el valioso (y creo que irrepetible) trabajo de algunas personas que conozco (y creo que no tendría la habilidad para hacerlo), pero en medio de la música que parece hacer olvidar un poco las calamidades de este día (salir a -8º C no es agradable) creo que es bueno ponerse a reflexionar un poco antes de aislarme nuevamente en mi isla de dictadores africanos y estados fracasados.
Lo más importante que una persona puede enfrentar en medio de sus pensamientos es encontrar una buena respuesta a los cuestionamientos que alguien puede hacer sobre su futuro. Parece que jamás he creído en esa palabra ni le he puesto más esperanzas que las absolutamente necesarias. Preguntas pueden ir y venir en tu mente, pero el futuro no se va. Responder de forma sincera y al mismo tiempo convincente resulta un poco complicado.
Creo que somos resultado de nuestras acciones del presente y cualquier intento de pensar en lo que pasará en el siguiente segundo seguramente estará determinado por las circunstancias de ese momento (a pesar de que creo que las voluntades son básicas para que eso suceda). El futuro es resultado de mis decisiones de ahora, pero también de mis anhelos y de mis ilusiones. El futuro parece ser todo y a la vez nada. Entonces, si tenemos un, bajo mi perspectiva, futuro tan indeterminado, ¿por qué seguimos preocupándonos por él? Es que tenemos que pensar en el futuro al momento de vivir nuestro presente.
En medio de todo esto aprendí lecciones valiosas que, sin embargo, me llevaron a cometer mi error más frecuente: ser desbordado por la emoción de un momento brillante. Es cierto que puede resultar complicado hacer unas cosas, pero delimitar mis metas y mis sueños con la barrera de lo imposible me parece rotundamente mediocre (aunque bastante realista). Mi negación a aceptar lo imposible se vuelve problemática cuando piensas en futuro de alguien más. Y tal vez ese es el problema, pienso en lo que alguien más pensaría (algo que en mis creencias es un error de calculo más que evidente).
Sin embargo, todo esto se vuelve un poco más claro cuando tu cabeza baja del punto de congelación y te encuentras frente a una puerta con la única palabra reconfortante del día (en medio de todo lo que pude pensar durante la noche): hola buenos días (en español).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fears

I'm afraid of becoming different. I'm fearful of one morning being another person, of thinking too much, of questioning everything and trying to get away melancholy. I'm terrified of knowing everyone, of saying hello to all those people and remembering their names, of not being timid, of being a kind and friendly person the people says I am. Of course, I am not that. I don't keep a smile on my life; neither is nice nor sexy. I am too worried about thinking all time, about the conversations with myself and the healthy practices of waking up early, reading a lot, exercise and not eat meat. What will happen to me in this way? What will I become on this road? What will I do with the vacuum of no pain? I don't want to be that handsome guy, I don't want the cute smiling I see on the mirrors every morning, I don't want to smell sweet. I don't know what is happening; I don't know what is different now. I want my obscure Mondays; I need my unsolved dramas, th...

Las noches magicas de… Hamburgo #hamburg #sunset #derspiegel #night

via Instagram

Writing again

Dear JC, It's peculiar, isn't it, how the mind clings to memories, especially those we wish to forget? Some nights, I find myself ensnared in a web of dreams, each thread woven with echoes of you. You, who dominated my thoughts, still reign in the kingdom of my nighttime musings. I remember, with an unsettling clarity, every encounter, every word, and every smirk. The way your laughter would echo down hallways, a haunting melody that played on all my strings. The cold glint in your eyes as you found new ways to assert your dominance, your power, unyielding and absolute. In these dreams, I revisit those days, each detail meticulously preserved in the museum of my mind. The corridors, once mundane, now seem like twisted labyrinths in my dreams, with you as the ever-present Minotaur, both feared and revered. Sometimes, I wonder if you ever think of those days. Do you ever recall the weight of your words and actions? Or have they dissolved into the ether, insignificant and forgotte...