He notado que los últimos borradores de mis intentos por escribir algo comienzan queriendo terminar... me atrapo entre el fin, el término y la conclusión. Tal vez sea un afán mío de dejar cosas en el pasado para no volverlas a ver antes de que la memoria me ataque. Pero, ¿qué hacemos cuando nos ataca el subconsciente? Admitir la existencia de algo que no puedo controlar no es particularmente parte de mi fisolofía, pero tengo que aceptar que hay cosas en mi que no entiendo cómo llegan a ser cuando toda mi voluntad se encuentra volcada en tratar de que no pasen. Es cuando me rindo ante mis sueños. Llevo tres noches soñando contigo, con alguna parte de ti. No importa que aparezcamos riendo por tontarías o tomados de la mano en caminos sin fin. No importa si tienen sentido o si me acuerdo de todos los detalles, no importa cómo hueles o qué traes contigo. Estás ahi. Y sigues ahí a pesar de mi lucha por lograr que no estés. Sigues ahi porque es algo que ya no entiendo, porque te quiero fuera
Un espacio público de una vida privada