Spaceship

Esta noche me confieso culpable. Soy culpable de ser joven y tener ímpetu de vivir, de desear y creer que todo es posible. Tambièn me declaro culpable de soñar y anhelar, de buscar en tus ojos cada noche y en tu sonrisa la siguiente mañana. Soy culpable de mirarte por las tardes, despacito y sin que te des cuenta. Soy culpable de tu buscar tu perfume con cualquier pretexto y entonces morirme en la ansiedad de no poder tomarte para mi. Soy culpable de provocarte para continuar el momento, de soñarte en las fiebres repentinas de mis noches y de llevarte para siempre, muy cerca esperando que no te des cuenta, o tal vez si... Soy culpable de lo que siento, sin importar nada más de lo que pase. Soy culpable, tal vez culpable sólo de ti...

Hoy me emocioné. No por mi vida que creo cada vez es más decadente, no por saber que existía una oportunidad de comprar algo muy bonito, tampoco por mi eficiencia en el trabajo o por la persona que voy conociendo día a día, poco a poquito y que me emociona de alguna forma distinta. Hoy me emocionaron los recuerdos, las búsquedas en el correo me llevaron a encontrar un post perdido de una aventura que se me ocurrió compartir con quienes la estaban viviendo todos los días en otras latitudes y en otros momentos. ¿Dónde están todos?, creo que siguen de viaje. Aquí el viejo blog http://agencidaduviajes.blogspot.com/

Creo que hoy perdí algo, y algo muy importante. Perdí a alguien en quien pude encontrar sobre todas las cosas, paz. Es triste cuando piensas que todo va mejorando y que tu vida es un poco menos miserable de lo que era hace un tiempo, hasta que algo delgado y lindo se rompe. El insomnio se parece al sinsentido de estas palabras, es seco y no te deja respirar, pero tampoco te permite alejarte y pensar que todo va a pasar. Jamás había pensado en el insomnio como un enemigo, porque muchas noches fue un compañero que permitía darse un tiempo de paz cuando todo es oscuro y callado. Pero hoy el insomnio duele, y duele despacito y tranquilito. El insomnio de hoy tiene ese amargo sabor de una mala mañana, se siente como una resaca sin alcohol, como algo que va apretándote, tal vez porque pude evitarlo. Estas noches me dedico a pensar si estoy destinado a dar dos pasos atrás una vez que decidí avanzar el primero, decepción de una noche de nueva primavera...

No sé cómo escribir de ti sin delatarme, no sé cómo explicar sin parecer que estoy dudando, tampoco sé qué pasará mañana. Es raro, creo que entendí el significado del aquí y el ahora un día después. Eres aquí y ahora, no importa si son cuatro meses o toda la vida, quiero descubrirlo, quiero arriesgarme. No sé cómo delatarme sin escribirlo, tal vez siga pasando noches así o tal vez nada de esto tenga sentido. Se siente distinto, poquito, tranquilo y con cualquier pretexto, sólo distinto. Solamente aquí y ahora...

Creo que toda mi vida me he sentido solo. No importa cuántas personas hay a mi alrededor la soledad se ha vuelto una cuestión mental, más allá de las compañías. Quiero pensar que es parte de la naturaleza de cada una de las personas, tal vez es la soledad lo que nos hace únicos. Me explico: hace unos años volví a ver a un viejo amigo de la familia que se había perdido por mucho tiempo. Para ser sincero, a pesar de que eso me lleve a admitir fallas en mi memoria fotográfica, no tenía un recuerdo fijo de cómo era él. Volviendo al punto, una de las habilidades más extrañas de esta persona es entender la soledad como un hecho de la vida, algo que creo muy pocas personas hacen. No es que le faltase en algún momento la compañía de una persona, de un amigo y de cualquier otro que quisiera escucharle hablar sobre futbol, la vida y sus extraños accidentes, o cómo era mejor el pasado; tampoco faltaba quien se sentara a escucharlo declarmar sobre el amor, las mujeres o la muerte (los tres agrupad