¿Qué es más difícil que despedirse de un amigo? Tal vez no entenderlo. Tal vez cuestionarlo, tal vez no saber por qué tiene uno que despedirse. He aquí algunas preguntas de las que espero no obtener respuesta:
¿Por qué no ser feliz? Pienso entonces que encontrar las razones para no serlo parece acercarse más a una lista de pretextos que a las inexplicables negaciones que alguien pudiera encontrar ante tal situación. Es que acaso se siente uno mejor no siendo feliz, o es sólo que uno tiene más inspiración para escribir. Estoy harto de que encuentres una razón para no ser feliz y un pretexto para amargar tu vida. Te estás quedando sólo y no lo ves. Jamás es culpa del resto de las personas si tu te sientes más cómodo no siendo feliz. Siempre es una decisión.
¿Por qué te importa tanto ser diferente si todos somos únicos? ¿Por qué tienes que ver a los demás para entonar o desentonar? Qué hay en ti que es de ellos y que hay en ellos que tú les diste. Y qué importa lo que tengan o compartan, por qué no entender que la unicidad del ser es el principio básico de la libertad y la base de lo auténtico. Por qué no estar feliz con lo que eres, estando en tono o fuera de él. Nuevamente, siempre es tu decisión.
¿Tienes realmente tú una idea de lo que pasa contigo? Es acaso tan miserable tu vida que te entretienes proyectando lástima o es sólo para pedir un poco de atención. Jamás te preguntas qué pasaría si te unes a los diferentes, realmente no creo que enfermes, el problema es que todo el mundo no es igual. Te estás quedando solo, porque no piensan lo mismo que tu, o porque has decidido vivir tu vida solo. Jamás nadie va a ser tan poco ignorante para saber lo que pasa con tu cabeza, porque no estoy seguro de que tu sepas todo lo que hay ahí, pero las relaciones no se basan en cuánto sabemos.
¿Qué pasaría si piensas que no eres la víctima de cada cosa que pasa en tu vida? Estarías más aburrido o más intranquilo. Creo que vivirías más en paz. No es culpa de quien te llevó ahí, de quien te dijo que comieras esto o aquello, de quien te mojó o de quien no lo hizo. Tampoco es culpa de la luna o las estrellas, de lo inesperado del ocaso o del interminable crepúsculo. Tú eres la fuente de tu vida y tus circunstancias, empieza a tomar la responsabilidad, deja de culpar a los demás.
¿Por qué enojarse? Ya sé que puedes salirme con el pretexto de tu temperamento, o para este momento haber cerrado la ventana. Te enojas porque eliges vivir así, porque es tu papel de víctima de la insoportable situación, de la molesta música o de la ineludible convivencia, pero estás gastando tu vida, estás perdiendo tu tiempo, estás perdiendo el control. Porque parecer víctima del mundo es mucho más cómodo que tomar la responsabilidad de él.
¿Hasta cuando vas a ir por ella? No, no era regaño todo lo anterior, en realidad me importas pero estoy harto de tu dramatización. Quiero que seas responsable porque nadie más lo va a hacer por ti. No está en las estrellas o en el universo. Eres cobarde, y eso nubla tu mente. No importa que es lo que ella pueda estar haciendo, porque tu no has elegido estar ahí, tu no quieres hacerlo y no has decidido poner todas tus fuerzas en ello, porque escribirlo suena románticamente mucho más entretenido, gastas menos energía y, por supuesto, duele mucho menos.
Deja de omitir tu vida que te quiero de vuelta.
¿Por qué no ser feliz? Pienso entonces que encontrar las razones para no serlo parece acercarse más a una lista de pretextos que a las inexplicables negaciones que alguien pudiera encontrar ante tal situación. Es que acaso se siente uno mejor no siendo feliz, o es sólo que uno tiene más inspiración para escribir. Estoy harto de que encuentres una razón para no ser feliz y un pretexto para amargar tu vida. Te estás quedando sólo y no lo ves. Jamás es culpa del resto de las personas si tu te sientes más cómodo no siendo feliz. Siempre es una decisión.
¿Por qué te importa tanto ser diferente si todos somos únicos? ¿Por qué tienes que ver a los demás para entonar o desentonar? Qué hay en ti que es de ellos y que hay en ellos que tú les diste. Y qué importa lo que tengan o compartan, por qué no entender que la unicidad del ser es el principio básico de la libertad y la base de lo auténtico. Por qué no estar feliz con lo que eres, estando en tono o fuera de él. Nuevamente, siempre es tu decisión.
¿Tienes realmente tú una idea de lo que pasa contigo? Es acaso tan miserable tu vida que te entretienes proyectando lástima o es sólo para pedir un poco de atención. Jamás te preguntas qué pasaría si te unes a los diferentes, realmente no creo que enfermes, el problema es que todo el mundo no es igual. Te estás quedando solo, porque no piensan lo mismo que tu, o porque has decidido vivir tu vida solo. Jamás nadie va a ser tan poco ignorante para saber lo que pasa con tu cabeza, porque no estoy seguro de que tu sepas todo lo que hay ahí, pero las relaciones no se basan en cuánto sabemos.
¿Qué pasaría si piensas que no eres la víctima de cada cosa que pasa en tu vida? Estarías más aburrido o más intranquilo. Creo que vivirías más en paz. No es culpa de quien te llevó ahí, de quien te dijo que comieras esto o aquello, de quien te mojó o de quien no lo hizo. Tampoco es culpa de la luna o las estrellas, de lo inesperado del ocaso o del interminable crepúsculo. Tú eres la fuente de tu vida y tus circunstancias, empieza a tomar la responsabilidad, deja de culpar a los demás.
¿Por qué enojarse? Ya sé que puedes salirme con el pretexto de tu temperamento, o para este momento haber cerrado la ventana. Te enojas porque eliges vivir así, porque es tu papel de víctima de la insoportable situación, de la molesta música o de la ineludible convivencia, pero estás gastando tu vida, estás perdiendo tu tiempo, estás perdiendo el control. Porque parecer víctima del mundo es mucho más cómodo que tomar la responsabilidad de él.
¿Hasta cuando vas a ir por ella? No, no era regaño todo lo anterior, en realidad me importas pero estoy harto de tu dramatización. Quiero que seas responsable porque nadie más lo va a hacer por ti. No está en las estrellas o en el universo. Eres cobarde, y eso nubla tu mente. No importa que es lo que ella pueda estar haciendo, porque tu no has elegido estar ahí, tu no quieres hacerlo y no has decidido poner todas tus fuerzas en ello, porque escribirlo suena románticamente mucho más entretenido, gastas menos energía y, por supuesto, duele mucho menos.
Deja de omitir tu vida que te quiero de vuelta.
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