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Palabras de un domingo normal

El clásico prescribe lo siguiente:

“Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.”

Y he tenido tanta soledad que no queda más nada. Los remedios no sirven y las recetas tampoco. Aún respiro tu perfume en los millones de aromas que vienen a mi y cuando encuentro algo tan parecido, comienzo a hiperventilar emocionado porque te encontré cómo los viejos sabuesos cazaban. 

Aún te bebo en cada gota de frescura que llega a mi boca, te saboreo injustamente en los labios de alguien más y busco a lo largo de toda su piel algo que me recuerde a ti. Un punto en los manantiales ajenos que se te parezca. 

Dejar de pensarte es sencillamente imposible. He renombrado una sección de mis pensamientos con tu nombre y bajo él viven las cosas más lindas y más extrañas y más perversas a la vez. Y todo se queda ahí. Y todo sale a pasear de vez en cuando. 

Y sigo aquí hasta el cuello de soledad. Y sigo aquí al borde del siguiente abismo. 

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I’ve never feared so much to something that by nature should be beautiful. It is because sometimes beauty is reminding me just where the line is drawn. By the times the flowers were born the permafrost should be there, the ice on the earth was never there. By the time they were opened no one were walking to spread the news. They flourished alone, in the wrong moment, in a world that will be consumed by the fatality of its beauty #flowers #february #blossom🌸 #climatechangeisreal

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