Esta noche me confieso culpable. Soy culpable de ser joven y tener ímpetu de vivir, de desear y creer que todo es posible. Tambièn me declaro culpable de soñar y anhelar, de buscar en tus ojos cada noche y en tu sonrisa la siguiente mañana. Soy culpable de mirarte por las tardes, despacito y sin que te des cuenta. Soy culpable de tu buscar tu perfume con cualquier pretexto y entonces morirme en la ansiedad de no poder tomarte para mi. Soy culpable de provocarte para continuar el momento, de soñarte en las fiebres repentinas de mis noches y de llevarte para siempre, muy cerca esperando que no te des cuenta, o tal vez si... Soy culpable de lo que siento, sin importar nada más de lo que pase. Soy culpable, tal vez culpable sólo de ti...
Un espacio público de una vida privada