Me lo pides sin ganas, sabiendo que estás atrapada, sabiendo que no puedes salir.
Detente, me lo dices de nuevo mientras me clavas tus uñas, detente gritas mientras te aferras a mi cabello.
Detente me suplicas sabiendo que no hay escape, lo gritas en cuantas lenguas conoces y ruegas por un poco de piedad. Pero que no hay refugio seguro para nuestro ser.
Detente me gritas a la mañana siguiente, mientras, me pides en el oído un poco más...
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