Y encontré al mundo. Había perdido el camino de recordar lo que hacía y encontré una historia. Buscaba en mi pasado lo que me pudiera llevar más cerca de ti y he encontrado un presente lleno de anécdotas increíbles y momentos inolvidables. Te busqué justo en el día después que te fuiste. Debías estar en aquella sonrisa y debías de vivir en otros labios. Fue tal mi empeño que también pensé que estarías ahí en la proyección futura de la imagen que tenías cuando te fuiste. Tu luz se debía de encontrar en otros ojos y esa fuerza debía de haber aparecido en otro corazón. Nada de eso fue real porque la realidad se siente mucho mejor.
Te busqué en mis horas en terapia, en los momentos en el hospital. Te eché de menos en tantos cuerpos que me hice adicto a las sensaciones de placer que podía provocar en ellos. Te busqué en tantas camas que no recuerdo dónde dormíamos noche a noche. No existe una copia idéntica de tu alma, pero existen muchas almas que se acercan un poco a tu identidad. Es la condición humana tal vez, es un anhelo incansable o no es ninguna de esas cosas, pero es un camino que me gustaría recorrer otra vez. Tal vez con mayor conciencia de lo que sucede de verdad.
Traté de buscarte tanto y encontré al mundo. Esa otra sonrisa tenía millones de momentos de alegraría. Esos otros ojos brillaban con una luz diferente y mostraban resplandores inimaginables. Esos anhelos me llenaban de paz. Esos idiomas se convirtieron en otras melodías y en tu confusión vivió mi claridad. Había que buscarte sin perderse, pero había que nunca dejar de escuchar. Y escuché siempre en doble frecuencia, y miraba dobles anhelos y venia en dobles espejos esa piel que no era tu piel pero que era una maravilla por sí misma. Era la construcción del infinito una vez más.
Te busqué. Lo traté tantas veces de mil maneras que se me puede olvidar todo lo que vi en el camino. Pero que hoy recuerdo con tanta dicha. Estaba convencido que en su figura estabas ahí, y que al mismo tiempo no podía existir una copia idéntica en algún lugar en el universo. Estaba buscando también en la negación de no buscarte, de negar tu existencia como negar que existiese el sol. En un mundo de 6 mil millones alguien debe tener ese espíritu que estoy buscando. Y traté de ponerle sombras, y lo escribí detrás de matices infinitos, viví en la negación de lo auténtico y viví también el descubrimiento de lo más cercano a ti. Ninguna cosa pareció dar resultados.
Has inventado una nueva definición del tiempo en el presente que no existe. Te has presentado tanto tiempo en la burda orgia de la mezcla de un tiempo que no es y que al mismo tiempo sigue siendo en alguna otra parte del mundo. Has creado un universo que tiene significado en el presente pero que presenta una existencia vacía si uno quiere mirar hacia atrás o hacia adelante. Tu partida fue la alteración del tiempo mismo y la distrofia resultado del ejercicio muscular del corazón que no para de latir.
Aún te sueño, lo confieso. No hace mucho apareciste nuevamente ahí, y cada vez puedo recordar menos de esas noches. Cada vez lo que vivo se parece menos a las emociones que pudiste provocar, porque se ha desgastado el motor de la memoria, porque vivir se ha llevado la energía que alimenta todo lo que hay detrás.
Cada vez siento menos esos recuerdos. Porque te encontré en la libertad donde sabré que estás nunca más. Los vacíos se llenan tanto de aire fresco como de el más mortal de los humos.
El presente ha ganado la partida. Infinitas gracias por no existir más.
Comentarios
Publicar un comentario