Hola!
Saludarte no es costumbre, aunque precisamente esa sea tu esencia, y por tanto tengo que serle fiel al sentimiento que me lleva a decirte hola, para que no seas costumbre, para adorar aún más tu esencia. La falta de costumbre es parte la extraordinaria maravilla que extraño ahora que te encuentras en alguna parte del universo, tal vez lo que más extraño de ti.
He decidido escribir esta noche exclusivamente para ti, a pesar de que te encuentres lejos. Uno nunca sabe qué tan grande es el universo y si te encontraré mañana. Si fuera entonces platicaré tranquilamente que esta noche me la pasé pensando en ti, y que tengo un testimonio de eso. Pensar en ti no es tan difícil como escribirlo, quizá porque entonces quisiera preguntarte muchas cosas antes de seguir escribiendo.
¿A dónde te has ido? Pensar que obtendré una respuesta no hace más que complicar la pregunta, Incluirle el por qué y cuándo, además de llegar al necesario futuro para preguntar si regresarás. Y si entonces me dijeras que no, ¿cómo podría continuar amándote?
Pensaría entonces que la distancia define el amor y si tienes que estar lejos no podría más que cuestionarme el amor mismo. Y es que, amante que estás del otro lado del universo, cómo amarte sin sentirte cerca, sin poder sentir tus labios ni escuchar tus latidos, sin poder oler tus aromas ni mirar tus ojos, sin poder saborear cada parte de ti. Cómo me pides que sienta amor si no puedo sentirte con ningún otro sentido, si el sentido del amor no me alcanza para sentirte.
Si encontrase en ti alguna respuesta que me lleve a pensar que volverás algún día, entonces tendría que preguntar desesperadamente por el cuándo. Si estaré lo suficientemente joven para poder recompensar con locura todas aquellas noches que he esperado por tu ausencia o si seré lo suficientemente maduro para no dejarte ir esta vez con juegos y tropelías; y si en alguno de ambos casos podré tener un poco de lo otro para no cometer errores. No podrás contestarme algo más que un plazo, una fecha o un segundo, y responderás a todas mis dudas confiando ciegamente en el amor, porque me dirás que no hay otra cosa más en lo que tendríamos que confiar para poder estar juntos.
Tendré entonces que esperar tu respuesta desde algún lado del universo, como sigo confiando en el amor.
Saludarte no es costumbre, aunque precisamente esa sea tu esencia, y por tanto tengo que serle fiel al sentimiento que me lleva a decirte hola, para que no seas costumbre, para adorar aún más tu esencia. La falta de costumbre es parte la extraordinaria maravilla que extraño ahora que te encuentras en alguna parte del universo, tal vez lo que más extraño de ti.
He decidido escribir esta noche exclusivamente para ti, a pesar de que te encuentres lejos. Uno nunca sabe qué tan grande es el universo y si te encontraré mañana. Si fuera entonces platicaré tranquilamente que esta noche me la pasé pensando en ti, y que tengo un testimonio de eso. Pensar en ti no es tan difícil como escribirlo, quizá porque entonces quisiera preguntarte muchas cosas antes de seguir escribiendo.
¿A dónde te has ido? Pensar que obtendré una respuesta no hace más que complicar la pregunta, Incluirle el por qué y cuándo, además de llegar al necesario futuro para preguntar si regresarás. Y si entonces me dijeras que no, ¿cómo podría continuar amándote?
Pensaría entonces que la distancia define el amor y si tienes que estar lejos no podría más que cuestionarme el amor mismo. Y es que, amante que estás del otro lado del universo, cómo amarte sin sentirte cerca, sin poder sentir tus labios ni escuchar tus latidos, sin poder oler tus aromas ni mirar tus ojos, sin poder saborear cada parte de ti. Cómo me pides que sienta amor si no puedo sentirte con ningún otro sentido, si el sentido del amor no me alcanza para sentirte.
Si encontrase en ti alguna respuesta que me lleve a pensar que volverás algún día, entonces tendría que preguntar desesperadamente por el cuándo. Si estaré lo suficientemente joven para poder recompensar con locura todas aquellas noches que he esperado por tu ausencia o si seré lo suficientemente maduro para no dejarte ir esta vez con juegos y tropelías; y si en alguno de ambos casos podré tener un poco de lo otro para no cometer errores. No podrás contestarme algo más que un plazo, una fecha o un segundo, y responderás a todas mis dudas confiando ciegamente en el amor, porque me dirás que no hay otra cosa más en lo que tendríamos que confiar para poder estar juntos.
Tendré entonces que esperar tu respuesta desde algún lado del universo, como sigo confiando en el amor.
No te rindas y mucha suerte.
ResponderEliminarmuchas gracias... pero creo que el viaje necesitará un poco más de suerte, por cierto... el café aun sigue pendiente no?
ResponderEliminar