Puede resultar irónico que escriba de este tema cuando no he podido volver a publicar un post desde el jueves pasado, pero creo que hoy aprendí una lección importante para ser constante en las cosas que hago.
Hoy decidí subirme otra vez a la bicicleta y viajar como 8 kilómetros para ir a dejar una película al videoclub (no voy a decir marcas, pero tenemos un monopolio ahi). El problema de esos ocho kilómetros es que para nada pueden ser ocho kilómetros planos, definitivamente son muy empinados. Además, ir por el periférico en bici le pone una ración extra de peligro al asunto (yo y mis cosas intrépidas).
Para no perderme en los detalles, el punto fue que descubrí cosas importantes mientras recordaba cuál era la mejor forma de llevar el ritmo para subir una pendiente: volví a darle importancia al ritmo de respiraciones porque creo que esa es la primera forma de ser constantes en las cosas que hacemos. Si podemos respirar de acuerdo al ritmo necesario durante las actividades que hacemos para hacer que nuestro cuerpo responda, creo que tendremos un mejor desempeño en cualquier cosa que hagamos (por lo menos físico, ya la preparación es otro tema).
También recordé que mantener un ritmo constante en el número de veces que pedaleaba me podía ayudar más que las pequeñas explosiones que te ayudan a avanzar rapidisimo. Pues si, parece que esto se trata de constancia y de la forma en cómo esa constancia se convierte en resultados.
Creo que me entró demasiado oxígeno en el cerebro, porque déjenme contarles que todo lo que sube tiene que bajar, entonces el regreso fue una intrépida aventura por disfrutar a la gravedad...
Dulces sueños :-)
Hoy decidí subirme otra vez a la bicicleta y viajar como 8 kilómetros para ir a dejar una película al videoclub (no voy a decir marcas, pero tenemos un monopolio ahi). El problema de esos ocho kilómetros es que para nada pueden ser ocho kilómetros planos, definitivamente son muy empinados. Además, ir por el periférico en bici le pone una ración extra de peligro al asunto (yo y mis cosas intrépidas).
Para no perderme en los detalles, el punto fue que descubrí cosas importantes mientras recordaba cuál era la mejor forma de llevar el ritmo para subir una pendiente: volví a darle importancia al ritmo de respiraciones porque creo que esa es la primera forma de ser constantes en las cosas que hacemos. Si podemos respirar de acuerdo al ritmo necesario durante las actividades que hacemos para hacer que nuestro cuerpo responda, creo que tendremos un mejor desempeño en cualquier cosa que hagamos (por lo menos físico, ya la preparación es otro tema).
También recordé que mantener un ritmo constante en el número de veces que pedaleaba me podía ayudar más que las pequeñas explosiones que te ayudan a avanzar rapidisimo. Pues si, parece que esto se trata de constancia y de la forma en cómo esa constancia se convierte en resultados.
Creo que me entró demasiado oxígeno en el cerebro, porque déjenme contarles que todo lo que sube tiene que bajar, entonces el regreso fue una intrépida aventura por disfrutar a la gravedad...
Dulces sueños :-)
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