He encontrado una extraña sensación de lunes en la experiencia de renunciar. Hoy parece que todo está tan quieto que podría parecer un escenario del viejo oeste, o yo estoy tan quieto que no veo pasar el mundo.
Pues resulta que las ventajas de tener una plaza de poco nivel en la estructura burocrática, pero con mucha responsabilidad, te puede dar la ventaja de tener pocas cuentas que rendir. Por supuesto queda en ti si quieres tomar el camino de entregar todo como se te da la gana, o hacerlo de manera ordenada (perdóname dios "del ahí se va", pero creo que en esta ocasión optaré por negarte).
Entonces, en medio de este trámite burocrático que estoy empezando, resulta que nadie sabe cómo tengo que renunciar. Por el tipo particular de plaza que tengo, no puede ser de una forma, pero como no han recibido mi renuncia de la oficina del administrativo, pues todavía no pueden averiguar cuál es la otra forma. Entonces me quedará hacer listas muy ordenadas de lo que ha pasado con mis archivitos, poner mis chivas en una sola pila de papel y a esperar.
Lo bueno de los cortes de caja, es que ya tienes todo cortado.
El corolario a lo que escribí en la tarde puede seguir así: Enmedio de la burocrática situación en la me encontraba, tuve una charla muy intensa con mi jefa. Bajo el argumento, siempre claro de "no te puedes ir", negociamos exactamente lo mismo que tengo, lo cual me llevó por supuesto a decir que era muy difícil que esa situación pudiera seguir así...
Ahora el problema con el procedimiento es no poderse ir, aunque te quieras ir
El corolario a lo que escribí en la tarde puede seguir así: Enmedio de la burocrática situación en la me encontraba, tuve una charla muy intensa con mi jefa. Bajo el argumento, siempre claro de "no te puedes ir", negociamos exactamente lo mismo que tengo, lo cual me llevó por supuesto a decir que era muy difícil que esa situación pudiera seguir así...
Ahora el problema con el procedimiento es no poderse ir, aunque te quieras ir
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