Recuerdo la primera vez que fui a dejar mi ropa a la lavandería (lujo que tendré que cambiar por ir a lavarla a casa de mis papás): llegué con una maleta enorme que contenía toda mi ropa del mes. Yo en ese momento pensé ¡qué bueno que había encontrado una lavandería!, porque tener que cruzar la ciudad para lavar mi ropa me parecía excesivo.
Cuando llegué vi a un señor que quedó boquiabierto porque llevaba mi ropa en una maleta de rueditas. El hombre habrá tenido como unos 60 años y estaba esperando que saliera su ropa del servicio. Entonces vi junto a él un costal, que lleno de ropa debía ser muy pesado. En contraste, yo me veía muy fresco jalando mi ropa en mi maleta con rueditas.
Ese recuerdo vino a mi mente porque el día de hoy fui a recoger mi ropa de la lavandería. En ella vi por lo menos tres maletas enormes que estaban esperando y me sonreí por pensar que tal vez esa idea, que no tiene nada de extraordinaria, pudo haber cambiado la forma en cómo hacen las cosas más de dos personas.
Entonces me dije, pues vamos a tener ideas!!!! Alguna debe ser redituable económicamente, no?
Cuando llegué vi a un señor que quedó boquiabierto porque llevaba mi ropa en una maleta de rueditas. El hombre habrá tenido como unos 60 años y estaba esperando que saliera su ropa del servicio. Entonces vi junto a él un costal, que lleno de ropa debía ser muy pesado. En contraste, yo me veía muy fresco jalando mi ropa en mi maleta con rueditas.
Ese recuerdo vino a mi mente porque el día de hoy fui a recoger mi ropa de la lavandería. En ella vi por lo menos tres maletas enormes que estaban esperando y me sonreí por pensar que tal vez esa idea, que no tiene nada de extraordinaria, pudo haber cambiado la forma en cómo hacen las cosas más de dos personas.
Entonces me dije, pues vamos a tener ideas!!!! Alguna debe ser redituable económicamente, no?
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