A veces las cosas pasan cuando tenían que pasar y sólo necesitan que algo sea lo suficientemente inoportuno para derramar lo que sabías que se iba a caer, y que nunca procuraste sostener. Es que no tiene que ser un reclamo ni un párrafo lleno de nostalgia, sino más bien se siente como un alivio. No un alivio de una tortura interminable a la que nos aferrábamos para evitar la soledad, sino algo que sabes que tenía que pasar y que ayuda a que dos personas se sientan mucho más tranquilas. Y es que a veces pienso que terminamos más veces de las que fuimos al cine, aunque no puedo menospreciar las tardes divertidas en el café o las noches interminables entre tus labios.
Es chistoso que el silbidito de alguien en quien nunca confiaste haya revivido todos tus miedos (y parte de los míos), pero bueno... podía pasar cualquier cosa. Qué pasará después, no lo sé. Hay alguien que todavía te quiere mucho en alguna parte de Europa y supongo que existirá una persona igual en algún lugar del mundo para mí. Sé que no perdí a la gran chica el viernes, se había ido mucho antes (tal vez se fue a Europa)... pero gané muchísimo cariño durante este tiempo.
Lo que pase mañana, no lo podremos saber, pero estaré seguro de que en algún momento podré contar con la chica con los ojos más lindos del tec (sin lentes de contacto, por supuesto). Muchas gracias por todo...
Te quiero
Porque las cosas en grande nunca dejarán de ser importantes.
Comentarios
Publicar un comentario