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Resumen

Y parece que todo sigue igual, pero como dice algún viejo dicho, de esos que luego trato de no escuchar: "Lo que mal empieza..." Y realmente puede ser cierto, aunque todo mundo omite la maravillosa parte del intermedio. Si bien tengo que admitir que empecé muy enojado el año, en donde no quería estar y con quien no quería estar, es también cierto que fue un año dedicado a aprender de mi, tratar de superar los límites y reponerme de lo más absurdo y difícil que he enfrentado en toda mi vida. Y es que el enojo de principios de año se convirtió en una desesperación enorme cuando me di cuenta de que me había vuelto vulnerable.

La mitad de mi cuerpo dejó de moverse a principios de año (maldita presión) y aunque la recuperación fue francamente rápida, por lo menos la primera vez, me di cuenta que mi invencibilidad se había perdido. Sin embargo, el primer mes no podía ser malo; ¡fue mi cumpleaños! Aunque creo que la fecha fue algo francamente para olvidar (yo creo que fue el cumpleaños menos feliz que he tenido), siempre hay un ángel que me recuerda cuán maravillosos pueden ser los pequeños detalles. El segundo mes se fue entre las vacaciones y los intentos de la "amistad", al final me di cuenta que ninguno de los dos funciona; las vacaciones fueron lo suficientemente cortas para que no me diera tiempo de hacer nada y la amistad lo suficientemente falsa para no sobrevivir mucho tiempo. Con ilusiones renovadas comencé lo que se supone fue el semestre más complicado de toda mi carrera (¿realmente lo fue?), sin embargo, volví a sentirme como un imbécil cuando me di cuenta de que parte de mí volvió a quedarse sin movimiento (y ella estuvo ahí para perdonarme y ayudarme a salir). Esta vez fue mucho más difícil, y algo más notorio. Marzo también fue un mes de partidas inesperadas (que sigo extrañando) y de compromisos cada vez más absorbentes. A pesar de todo, prueba superada.

Abril me atacó con la nostalgia de cada año entre lecturas y mucho trabajo (cinco materias es un exceso), y me demostré que lo que se necesita es sólo trabajo y un poco de paciencia. Sin embargo, abril me ocupó más fuera de la escuela, cuando tuve que portarme como un buen anfitrión (claro que todo tiene sus recompensas). Abril también fue un mes de alegría compartida, me convertí en el cómplice de un maravilloso sueño, encontré otra vez esa parte de mi que pensé que se había cansado con tantas lecturas y volví a postergar la rutina por los compromisos realmente importantes. Cuando el niño se había quedado atrás, encontré a la niña que me hizo cantar en metrobús!!!! Mayo, el eterno y ocupado mayo fue un mojado y claro mes. Los primeros días los preparativos de mis locuras me entretuvieron buena parte del tiempo y encontré cómplices muy activos. Y primero cantamos, y cantamos fuerte, aunque aprendí que los secretos no son una buena opción. Y como no nos cansamos de cantar, decidimos hacerlo otra vez. En la noche más entretenida de todo el año se cumplió la misión: hacer feliz a alguien en su cumpleaños. El final de mes, sin embargo, pintó algo menos festivo. La luz que encontré parecía apagarse cuando el sueño que compartimos (y si, yo también lo soñé) se quedó en el último intento de estar más cerca. Sin embargo, creo que fue lo mejor. El sexto mes transcurrió entre la paranoia de terminar y el cansancio de la falta de puentes, aunque siempre hubo tiempo de celebrar.

Semestres terminan con buen resultado y una de las mejores notas que he obtenido, aunque con mucho cansancio. Encontré que sólo necesitaba las herramientas adecuadas para tratar y lo demás lo tenía que poner yo. Y comenzó la vida en medio del siete, volvió la gente y los viejos conocidos, salimos y bebimos, comimos y reímos, volví a ver a todos y las sorpresas siempre estuvieron ahí. Las vacaciones y la playa siguieron, sin embargo, la ciudad fue lo más emocionante. Aunque nunca me conseguí subir a mi globo (una de las cosas que tengo que hacer en el nuevo año) viví lo suficientemente arriba para emocionarme. Volver siempre cuesta trabajo, y volver antes mucho más, pero descansar por largas temporadas definitivamente no es lo mío. Pero siempre hay por qué regresar y aunque no estaba conmigo, fue un buen aliciente para seguir intentándolo. Las cosas cambiaron un poco, dejamos de ser los de abajo y con ello había muchas personas que conocer.

Lo más difícil siempre es terminar el año, aunque tengo mucho que escribir sobre lo último (tal vez porque es lo que recuerdo más) sería injusto ser desproporcionado. Nunca me ha gustado reparar cosas, se me hace de lo más absurdo, pero tuve una ardua tarea que traté de cumplir y que creo haberlo hecho. Me equivoqué y pagué mis errores (aunque fui muy duro al juzgarme). Octubre fue el mes que traté de negar más... y es que la vida da vueltas, pero creo que gira diferente. Años se cumplen y uno promete ser distinto, pero nunca puedes alejarte de lo que has sido, no lo suficiente. Trabajo siempre ha habido mucho, tal vez en exceso, aunque creo que cada vez tenemos menos tiempo para hacer más cosas. Estuve a punto de morir y matar en la misma noche, ninguna de las dos pasó por mi maldito sentido de la responsabilidad. Las fiestas de muertos me dieron ilusión de mostrar un mundo a alguien que probablemente ya lo conocía, pero que me moría por compartir, aunque creo que terminé muriendo sin hacer nada. Y la vida se hacía cada vez más apretada y difícil, hice absurdos por mi falta de paciencia y terminé pagando por mi impaciencia, después me di cuenta que todavía no puedo decir no.

Tal vez el último mes puede merecer un espacio aparte en este complicado año, pero sólo será lo suficiente para no hacerlo sentir especial, y es que mis fantasmas volvieron y lo que creía que pasaría terminó por volverse algo cierto. La vida no se forma por ciclos, pero es cierto que cometemos los mismos errores, no hay coincidencias en las conductas, pero hay mucha casualidad en la fortuna. Aunque siempre hay algo que está ahí y que tengo que agradecer: las miradas de todos los días, las pequeñas sonrisas que se escapan, los regaños que me hacen saber que te preocupas por mí y los pequeños detalles que me alegran la vida. Finalmente mención especial merece un gran chico que recibió un duro golpe cuando sólo buscaba un poco de diversión, y sin embargo, creo que dios sólo nos enseña pequeñas lecciones y jamás hará que la gente buena pierda la esperanza, pero tratará de ponerla a prueba. Yo creo que él saldrá tranquilo de esto.

¿Qué sigue? No lo sé ni quiero saberlo, es algo que construyo día con día y que trato de vivir así. Me falta tener paciencia y decidir con la cabeza, pero no puedo escribir ni una letra de arrepentimiento en un año difícil cuando estoy aquí, escribiendo y esperando lo mejor de lo que he hecho, valorando mis acciones y aprendiendo de mis errores. Comencé el año como lo termino, creyendo que Joseph Conrad es un gran autor que nos enseña algo cierto, pero que siempre habrá la esperanza de creer que el mundo es algo más que un sueño solitario. Soñar es algo que hacemos solos, pero que siempre buscamos compartir con alguien. Gracias por compartir un año de sueños (unos agradables y otros no tanto) en donde puedo ver a un chico maduro que se refleja en el espejo todos los días, pero que siempre encontrará el pequeño cómplice de las grandes locuras de la vida.

GRACIAS POR UN GRAN AÑO


Con un optimismo increible para ser un año complicado

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