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Ilegalidades

Cuando ves a tanta gente saliendo a las calles, aunque realmente pienso que ni siquiera es un número significativo, piensas en qué tan radicales pueden ser sus propuestas o que tan intensa puede ser la movilización que están llevando a cabo. Salir y bloquear media ciudad no creo que sea un acto de apoyo hacia un pueblo, que si bien está fuera de la ley, y que vive en el completo desorden desde hace más de tres años, que ni siquiera necesita ser apoyado. San Salvador Atenco, una población de no creo que más de 10 mil personas, localizado en el corredor de comunicaciones más importante de la Zona Metropolitana de la ciudad de México es un reflejo de la inoperancia y la ilegalidad con la que se puede vivir en este país.

No es un pobre grupo de campesinos pidiendo que sus tierras no sean expropiadas, tierras que son, en muchos casos, altamente improductivas y con unas condiciones de suelo sumamente desfavorables, es un grupo de agitadores políticos que busca en la desestabilización, sobre todo en tiempos electorales, un arma para tratar de ganar simpatías, o tal vez llamar la atención.

Fuera del problema del aeropuerto, en el que pueden tener o no razón y que de alguna manera ya fue resuelto, los habitantes de ese poblado no han tratado de aprovechar las oportunidades que tienen frente así y mientras tanto reclaman con furia y machetes, a una autoridad que no tiene responsabilidad de su falta de visión emprendedora. Están en la zona con más tráfico de transportistas en el valle de México, es la unión de la zona norte con la salida al oriente de la ciudad y en vez de buscar proyectos productivos, ya sea de aprovechamiento de sus tierras o el de su posición geográfica, venden al mejor postor el apoyo para organizar cualquier acto de rebeldía en cualquier momento. Si la represión tendría que estar justificada en ese caso, tal vez... necesitan que alguien les enseñe a vivir de forma civilizada, a elegir a sus autoridades y a tratar de salir adelante para dejar de ser un pobre pueblo bicicletero en una zona de alta productividad. El gobierno debería aplicar la ley y mantener el orden, los campesinos... tratar de salir adelante.

Todos estos argumentos de miedo a los movimientos sociales los he escuchado muy seguido en los últimos días, además de la paranoia por el apoyo que otorga un pequeño grupo de estudiantes a los habitantes de este pueblo. Entonces dejo una pregunta... quién se volvió el intolerante, el que lucha contra el sistema por el afán de tratar de recuperar lo que sienten que les fue quitado de algún modo, o aquellos que buscan mantenerlos en el orden para el progreso de este país, qué es la tolerancia y quién es el intolerante.


Desperdiciando mi 11 de mayo en cosas como estas.

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