Quiero decir basta y quiero decírmelo a mí... Basta de quejarme y hablar de ellos... He estado ausente... En mi batalla, y vuelvo calmado, he perdido a personas cercanas y a muchos más de los buenos, vuelo y sólo quiero hablar de cosas normales, cotidianas, del color de tus ojos, de tus pequeños pensamientos, de cómo te va cambiando la risa.
Que se queden atrás los jinetes negros.
Al maquinista del ser, Dios, [creo que puedo proferirle el mismo reclamo]... Sigo aquí... Enojado contigo, no te entiendo... No puedo y tú sigues invitándome en silencio a compartir destinos, resignado, no quiero... No puedo... Puede que un día hablemos pero soy carne y tú ruego... no es tan fácil cuando se es materia y pensamiento envolviendo el tiempo.
Sigue costándome trabajo, sigo enojado (tal vez ahora un poco más), y sigo sin entender las cosas del camino
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